Capítulo 9
Vestidos y Ornamentos
Los estilos de vestidos en las tierras
occidentales sufren cambios constantemente. Por el contrario, en los países
orientales, la manera de vestir actual es casi la misma de hace siglos. Hay un
punto de vista prevaleciente en las tierras bíblicas, y es que está· moralmente
equivocado el cambiar cualquiera cosa antigua. Así el vestido predominante en
Palestina en los tiempos modernos (excepto el de los judíos que han regresado a
su tierra de varios países del globo) es tal como era en las épocas en que se
escribió la Biblia.
LA ROPA INTERIOR Ó TÚNICA Ó
CAMISA
La túnica (impropiamente traducido
"saco") era una camisa que se usaba junto al cuerpo. Se hacía de
piel, tela de pelo, lana, lino, y en tiempos modernos usualmente de algodón. La
forma más sencilla era sin mangas, y llegaba hasta la rodilla y algunas veces
al tobillo. La gente "bien" la usaba con mangas y hasta el tobillo,
tanto las mujeres como los hombres las usaban (véase Cant. 5:3), aun cuando sin
duda había una diferencia de estilo y modelo en lo que ambos usaban. Entre las
clases pobres, la túnica era la ˙nica prenda de vestir usada en verano. Las
personas de más alta clase usan solamente la túnica en el interior de su casa,
pero no la usaban sin llevar una vestidura encima cuando estaban fuera de casa,
o cuando recibían alguna persona. El término "desnudo" en la Biblia,
se usaba cuando el hombre vestía sólo la túnica (cf. Isa. 20:2- 4; 1:8; Jn.
21:7). De la persona que iba vestida de esa manera escasa, se decía que iba
"desnuda".
Por regla general los judíos en tiempo de
Cristo al menos tenían un cambio de indumentaria. Un hombre era considerado
pobre si tenía sólo un vestido. Juan el Bautista decía a los que le escuchaba "el
que tiene dos túnicas, de al que no tiene" (Luc. 3:11). Y Jesús envió
a los Doce en misión evangelística y sanadora, les dijo que no llevaran dos
ropas de vestir (Mat. 10:10).
La túnica que Jacob dio a José (Gen.
37:3) fue, según la Septuaginta y la Vulgata, según la traducción en español
una "ropa diversos colores". Pero la expresión hebrea usada aquí es
la misma que se usa para el vestido que usó Tamar, la hija del rey David,
traducida en griego y latín como "un vestido con mangas" (Vea 2 Sam.
13:18). Por esta razón muchos de los eruditos bíblicos creen que la ropa de
Jesús era una túnica larga con mangas: Las clases trabajadoras por lo regular
usaban túnicas cortas, mientras que la aristocracia usaba túnicas largas con
mangas también largas, era una distinción para José el usar la túnica de los
aristócratas, sin embargo, algunos se inclinan a pensar que era un manto que
usaba sobre la túnica.
El vestido de Jesús sobre el que los
soldados echaron suertes, una túnica sin costura (Jn. 19:23). Siempre se ha
hecho referencia a él como un manto, pero esto no es correcto porque no era su
vestido exterior, sino su ropa interior. Desgraciadamente las tradiciones han
sido responsables de esta idea errónea.
LA TUNICA EXTERIOR
En los tiempos bíblicos había una túnica
más suelta y más larga, que algunas veces se usaba, pero no por la gente común.
La Escritura indica su uso por los reyes (1 5am. 24:4), por los profetas (1
Sam. 28:14), por los nobles (Job 1:20), y algunas veces por los jóvenes (1 Sam.
2:19). Algunos eruditos bíblicos piensan que era un tercer vestido, es decir,
aparte de la túnica acostumbrada y la capa exterior. Pero otros han pensado de
esto como de un manto especial que se usaba sobre la túnica, y Esta puede haber
tomado el lugar de la capa.
EL CINTO
Si la túnica no se sujetaba con un cinto,
podía estorbar, no permitiendo andar libremente, así es que siempre se usa un
cinto cuando se sale del hogar para hacer cualquier jornada (véase 2 Reyes
4:29; Hech. 12:8). Hubo antes y hay actualmente dos clases de cintos. Uno era
la variedad común, hecho de cuero, por lo regular de quince centímetros de
ancho y equipado con broches. Esta era la clase de cinto usada por Elías (2
Reyes 1: 8), y por Juan el Bautista (Mat. 3:4). El otro es de una clase más
costosa. Es de lino (véase Jeremías 13:1), aunque algunas veces era de seda o
de material bordado. Es generalmente de ancho, como de una mano. El cinto sirve
como una faltriquera donde se guarda dinero (2 Sam.18:11) y otras cosas que se
necesitan (Marc. 6:8). El cinto se usaba para afianzar la espada de la persona
a su cuerpo (1 5am. 25:13). Por eso el cinto era una parte muy necesaria en el
vestuario del hombre.
En las Escrituras con frecuencia se hace
un uso simbólico del cinto. Cuando Jesús dijo a sus discípulos: "Estén
ceñidos vuestros lomos" (Luc. 12:35), es como si hubiese dicho:
"Sed como hombres que tienen una gran carrera que hacer, recoged vuestras
ropas, asegurándolas con el cinto; para que nada os impida vuestros
pasos".
En lenguaje bíblico "estar
ceñidos" quiere decir: estar listos a la acción" (cf. Sal.
18:39). El profeta Isaí habla de que ser· la justicia cinto de los lomos del
Mesías cuando él gobierne el mundo (Isa. 11:5). Y Pablo describe la verdad como
cinto del cristiano en su lucha con Satán (Ef. 6:14).
EL MANTO O LA CAPA
El vestido exterior que los aldeanos
palestinos usan, es una larga que serviría a los occidentales de abrigo. Se
fábrica de o pelo de cabra y algunas veces de algodón. Es de color café oscuro
de diferentes tonos y con tiras blancuzcas perpendiculares, como abrigo contra
el viento y la lluvia, y como cobertor por las noches. Es un cuadro más o menos
común el ver a un hombre andando en un día caluroso, llevando su pesada capa. Y
si se le pregunta por qué la lleva, su contestación ser·, "Lo que
resguarda del frío, resguarda también del calor".
Fue este vestido o capa exterior la que
usó Elías para abrir aguas del río Jordán cruzándolo en seco con Eliseo. Luego,
al transportado al cielo, su capa vino a ser propiedad de Eliseo (2 Reyes
2:8-13). Los tres jóvenes hebreos que fueron arrojados al horno ardiendo,
estaban ataviados con sus mantos, así como de sus capas y otro vestido (Dan.
3:21). La ley de Moisés contenía un mandamiento explícito acerca de este
vestido exterior. Dice la Ley: "Si tomares una prenda de vestido de tu
prójimo, a la puesta del sol se la volverás: porque sólo aquello es su
cubierta, es aquel el vestido para cubrir sus carnes, en el que ha de dormir: y
que cuando él a mí clamare, yo entonces le oiré, porque soy
misericordioso" (Ex. 22:26, 27).
La necesidad de este mandamiento se
entiende fácilmente do se sabe cómo el manto se usaba por la noche. El
acostarse por la noche es un asunto muy sencillo para los beduinos y labriegos.
Esteras, alfombras o colchones se usan para acostarse, pero el huésped no
provee nada. Cada persona provee lo propio que consiste en su manto. Estando su
tejido muy apretado, es caliente, y si la persona duerme fuera en el campo, su
abrigo lo resguarda aun de la lluvia Es por causa de este vestido exterior, que
es el abrigo del hombre por la noche, por lo que esta ley no permite a nadie
tomarlo como prenda o garantía, porque ello le priva de conservarse en calor
mientras duerme. Tal vestido, si se tomaba, tenía que ser devuelto antes de
meterse el sol.
El conocimiento de esta ley y su
propósito ayuda a entender algunas de las aseveraciones de Cristo. En una
ocasión dijo: "y al te quitare la capa, ni aun el sayo le
defiendas" (Luc. 6:29). Esta orden fácilmente se entiende porque el
vestido exterior sería el que con más facilidad fuera tomado por un ladrón.
Pero en otra ocasión también dijo: "Y al que quisiere ponerte a pleito
y tomarte tu ropa déjale también la capa" (Mat. 5:40). Un juzgado
judío no consentiría que un vestido exterior le fuese quitado a manera de
juicio por causa de la ley de Moisés a que se ha hecho referencia. Sin embargo,
puede dictarse una sentencia sobre una ropa interior, tales casos Jesús
recomendaba ir "1a segunda milla" dando también el vestido exterior.
Debido al tamaño del manto, éste servía para llevar varias cosas en él. El seno
siempre se usaba para llevar granos o fruta. Jesús dijo: "Dad, y se os
dar·; medida buena, remecida, y rebosando darán en vuestro seno: porque con la
medida con que midiereis, ser· vuelto a medir" (Luc. 6:38). Ruth pudo
poner seis medidas de cebada en su manto (Ruth 3:15). Así es que el vestido de
encima servía para muchas cosas ˙tiles.
TURBANTE
Mucha atención al cuidado de su cabello
prestaba los judíos en tiempos bíblicos. A las jóvenes les encantaba llevarlo
grande y encrespado (Cant. 5:11), y se enorgullecían de tenerlo grueso y
abundante (2 Sam. 14:25, 26). Los hombres de edad mediana y los sacerdotes
ocasionalmente se cortaban el pelo, pero muy poco. La calvicie era rara y se
sospechaba que cuando la había, era propicia a la lepra. Por eso cuando los
muchachos dijeron a Eliseo "Calvo, Calvo, sube!" (2 Reyes
2:23), usaban una maldición extrema, que el profeta siendo joven, posiblemente
no estaba calvo. Los hombres no se cortaban la barba, sino que se la dejaban
crecer bastante (2 Sam. 10:4, 5). La barba se la ungían con aceite con
frecuencia.
Los judíos siempre usaban un turbante en
público, porque en ciertas estaciones del año es peligroso en Palestina exponer
la cabeza a los ardientes rayos del sol. Este turbante era hecho de material
grueso y se pasaba varias veces en derredor de la cabeza. Eran algo parecidos a
nuestros pañuelos y eran hechos de lino. Recientemente se fabrican de algodón.
El patriarca Job y el profeta Isaías mencionan el uso de turbantes como tocado
(Job 29:14; Isa. 3:23). En lugar de turbante, los ·árabes de Palestina actualmente
usan un velo en la cabeza que llaman kaffieh, el cual cuelga sobre parte
de su vestido.
SANDALIAS
Los zapatos usados por la mayoría en
tiempos del Nuevo Testamento eran sin duda lo que nosotros llamaríamos
sandalias. Estas consistían de una suela de madera o de cuero, que se
aseguraban a los pies con correas de cuero. Algunas personas usaban algo que se
asemejaba a los zapatos occidentales. Con ellos el pie estaba completamente
cubierto, o sólo los pulgares quedaban de fuera. Tales zapatos se consideraban
como una voluptuosidad, porque las referencias bíblicas al calzado indican el
uso universal de las sandalias.
En el Antiguo Testamento con frecuencia
se hace mención de las sandalias. El profeta Amós dijo: "porque
vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos" (Amós
2:6). Abraham habló de las correas de las sandalias (Gen. 14:23). Las
referencias del Nuevo Testamento a las sandalias son muchas. El ·ngel dijo a
Pedro cíñete y ·tate tus sandalias (Hech. 12:8). Y Juan el Bautista se
refiere a la agujeta o correa de las sandalias del Mesías (Marc. 1:7).
DIFERENCIA ENTRE EL VESTIDO
DE LA MUJER Y DEL HOMBRE
La ley de Moisés prohibía al hombre usar
vestido de mujer, y la mujer usar el vestido del hombre (Deut. 22:5). Entre los
·árabes beduinos de Palestina hay un gran cuidado en que cualquier no imite la
manera de vestir del otro. Un día un viajero descubrió a un hombre que se había
puesto un vestido de mujer para hacer un trabajo pesado. Había sido alquilado
para ser guía, pero tenía mucho cuidado de que ninguno de sus paisanos lo viera
con traje mujer, y se escabullía tan pronto como podía para ponerse las ropas
de hombre.
La diferencia entre el vestido del hombre
y el de la mujer se debe notar cuidadosamente. El vestido de la mujer se
diferenciaba más del detalle que en clase. Debemos suponer que en cada caso sus
vestidos eran un poco más bien acabados. Sin duda que las túnicas eran más
largas, capas más largas, que la generalidad. Y si así lo hacían, puede decirse
que tenía todo el derecho para ello, porque ellas sólo hacían sus propios
vestidos, sino también los de sus señores. El velo era la característica
distintiva del vestido de la mujer. Todas las mujeres, con excepción de las
criadas y mujeres de baja condición de vida, usaban el velo. Las mujeres, por
lo general nunca se lo quitaban, a menos que estuvieran en presencia de los
sirvientes y en muy raras ocasiones. Esta costumbre ha prevalecido entre los
orientales hasta la época moderna.
Cuando viajan, las mujeres echan hacia
atrás el velo sobre la parte trasera de la cabeza, pero si ven que se aproxima
un hombre, lo vuelven a su posición original. Así Rebeca, cuando vio que Isaac
se aproximaba a su camello en la caravana, se cubrió la cara con el velo (Gen.
24:64, 65). Cuando la mujer está· en su casa, no habla a un huésped sin antes
ponerse el velo y en la presencia de doncellas. No entran en la cámara del
huésped; más bien, permanecen de pie a la puerta, haciendo saber al sirviente lo
que desean (véase 2 Reyes 4:12, 13). Es conveniente recordar que las
prostitutas no usan velo. Hoy, como en tiempos antiguos, tanto las vírgenes
como las mujeres casadas pueden verse llevando el velo en las tierras bíblicas.
Las costumbres antiguas no se observan estrictamente por algunas mujeres
musulmanas, porque actualmente van sin velo.
Aun cuando la costumbre era que las
mujeres usaran un velo que cubriera completamente la cabeza, cuando estaban en
público, esta costumbre no se guardaba estrictamente entre las mujeres hebreas.
Se les daba más libertad que la que se permita a las mujeres ·árabes. Los
egipcios vieron el rostro de Sara (Gen. 12:14). Cuando estaba orando, Elí "vio
moverse su boca" (1 Sam. 1:12). Cuando una mujer se bajaba el velo,
estaba estrictamente prohibido a cualquier persona levantárselo, pero ella
estaba en libertad para hacerlo si así lo deseaba. Jesús dijo: "Cualquiera
que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" (Mat.
5) La Escritura indica que las mujeres algunas veces exponían su a la vista.
Las solteras eran siempre más idóneas para cubrirse el velo que las mujeres
casadas.
La cofia de las betlehemitas tiene
bastante interés y nos da sobre las costumbres bíblicas. Constaba de dos
partes. Primero había lo que podía llamarse una cachucha alta en cuyo frente
cosían hileras de moneda de oro o de plata. Tenía que ser una honrosa
circunstancia la que le hiciera compartir con alguien sus monedas. Si ella
perdía una de ellas, quería decir que se atraería a mal por la pérdida, y se
consideraba como una gran vergüenza, pues, la mujer de quien Jesús nos habla en
Lucas 15:8.10, sólo había perdido una dracma que podía usarse para adquirir
algunos artículos, sino que había perdido una parte de lo que su ornamento y
que era también su dote. Se hacían reflexiones sobre su carácter. Segundo,
estaba el velo que era una pieza grande quiz· dos metros y como de uno y
fracción de ancho. Se ponía sobre la cachucha de una manera que cubriera toda
la cofia, con excepción de las monedas. La mayor parte de estos velos se
fabricaba de lino grueso blanco. Algunos son bordados, mientras que están
completamente cubiertos con trabajo de aguja.
ORNAMENTOS
Como regla general, los judíos no
favorecían la extravagancia en el vestido, y había pocos adornos en ellos
ornamentos. Algunos hombres llevaban un anillo en su mano derecha, o suspendido
del cuello con un cordón o cadena. En aquel tiempo esta era una sortija con
sello, y servía como la firma de la persona de su dueño, y por lo tanto no era
usado como ornamento. (Para ejemplos de anillos en la Escritura, véase Gen.
38.18, Cant. 8.6, Luc. 15:22, etc.). Entre las mujeres había más deseo de
adornarse que en los hombres. Pedro y Pablo condenaron el encrespamiento
exagerado del cabello en la mujer (1 Ped. 3:3; 1 Tim. 2:9), y el uso de
ornamentos posiblemente entraba en la costumbre. Los aretes en su tiempo eran
usados por la familia de Jacob (Gen. 35:4). Los zarcillos de oro de las mujeres
israelitas contribuyeron para que Aarón hiciese el becerro de oro (Ex. 32:2).
Estos zarcillos como se usan ahora en el Oriente tienen como principales
patrones los que son en forma de bolas, pendientes largos, formas semicirculares
o discos. En nombre de su amo, el siervo de Abraham llevaba dos brazaletes
listos para regalarle a Rebeca (Gen. 24:22). En años recientes éstos se hacían
de oro, plata o vidrio de color.
En el tercer capítulo de la profecía de
Isaías, hace una lista de muchos de los ornamentos femeninos. A collares y
pendientes se hacía alusión en Isaías 3:19. Ahora toman la forma de bolas,
cuadros, o cilindros huecos. Las tobilleras que ahora tienen campanas y discos
adheridos, también se mencionan en este Capítulo (Isa. 3:19). Actualmente son
usados por las mujeres de los beduinos. Los joyeles de las narices que usan
estas mujeres forman parte de la lista que hace Isaías de los ornamentos
femeninos (Isa. 3:21). Los amuletos se usaban en tiempos de Isaías (Isa. 3:20),
y aún se usan en el Oriente como un hechizo para proteger a la persona de
varias clases de males.
VESTIDOS ESPECIALES DE LOS
FARISEOS
Los fariseos en su vestido religioso,
usaban dos artículos de vestido, los que usaban otros judíos y lo enfatizaron
de una manera especial que llegó a ser su vestido distintivo. Uno de estos era
la filatería. Consistía en una pequeña caja de metal, o tiras de pergamino que
se aseguraban en las manos o en la frente por medio de ellas. Esta contenía
pasajes de la Escritura que se referían a la Pascua y a la redención del
primogénito de Egipto. Esta costumbre basaba en ciertas prevenciones (Ex.13:9,
16). Los judíos aún ponen en sus brazos y en sus frentes.
El otro rasgo característico especial del
vestido de los eran las franjas azules puestas en las esquinas del manto, como
mandaba la ley mosaica (Núm. 15:37, 38; Deut. 22:12). Los judíos usaban sus
filacterias anchas, y franjas largas (Mat. 23:5). Fue por el orgulloso uso de
estas cosas sin una apreciación de su valor, Jesús los condenó severamente.
EL VESTIDO DE CRISTO
¿Cómo se vestía el Señor Jesucristo? Los
artistas famosos han hecho un retrato famoso de El para nosotros, no siempre
nos ha dado una idea exacta. Un escritor del siglo pasado ha tratado de
describir su vestido. Merece un cuidadoso estudio.
"Él debe haber usado siempre sobre
su cabeza el turbante, el tocado nacional usado tanto por ricos como por
pobres... El turbante que El usaba era blanco probablemente, asegurado bajo su
mentón por un cordón y por los lados caía sobre los hombros y sobre su túnica,
su turbante llevaba su cabello largo, y su barba sin rasurar. Su túnica el
vestido interior, era de una pieza y sin costura; por lo mismo era de algún
valor, y probablemente le había sido obsequiada por alguna de las mujeres que
le ministraban de sustancias”.
Sobre esta llevaba el manto suelto y
flotando. Este manto no era blanco, pero se ha dicho que emblanqueció durante
la transfiguración. No era rojo, porque era el color militar; probablemente era
azul, porque el azul era entonces común; o bien, pudo haber sido simplemente
blanco con rayas café. En cualquier caso, Jesús tenía en las cuatro esquinas de
su manto, las franjas... El usó sandalias en sus pies, como lo sabemos por Juan
el Bautista; y cuando viajaba de un lugar en lugar, sin duda llevaba un cinto
en derredor de su cintura, llevando un bastón en su mano”.