Capítulo
7
Disposición
Oriental para Agasajar un Huésped
DISGUSTA
COMER SOLO
Es
una parte de la etiqueta oriental el querer compartir con otros la
hospitalidad. Después que una comida ha sido preparada, se ha oído a un árabe
llamar tres veces, desde una parte alta, invitando a los hombres a venir a
participar de una comida. Los hombres del desierto no gustan de comer sus
comidas solos. Así sentía el patriarca Job en su tiempo: "Y si comí mi
bocado solo, y no comió de él el huérfano" (Job 31:17).
Huésped
que se creyó enviados por Dios. Los orientales creen que la persona que viene a su casa es enviada por
Dios. Así su hospitalidad se transforma en una obligación sagrada. Cuando
alguna de estas personas agasajó a occidentales, estaba tan feliz que lloraba
lagrima de contento porque "El cielo le había enviado tales
huéspedes". Cuando Abraham agasajó a tres extranjeros que eran ·ángeles,
él mostró la misma actitud. Su entusiasmo al recibir sus huéspedes indicaba su
creencia, que aquellos a quienes iba a agasajar le habían sido enviados por el
Señor. Se dice que "corrió a su en encuentro que se apresuró al
pabellón de Sara para ordenarle hiciera el alimento pronto; y que corrió al
rebaño", y "tornó un becerro", y se apresuró a aderezarlo
(Gcn. 18:2-7).
CLASES
DE HUESPEDES
Amigos
como huéspedes. Un
amigo es siempre bien recibido y goza de hospitalidad en oriente. Los romanos
del tiempo del Nuevo Testamento tenían una señal de hospitalidad entre sus
amigos, que consistía en una teja de madera, o piedra, que se dividía por
mitad. Cada uno escribía su nombre en uno de tus pedazos, luego los cambiaban
entre sí. Con frecuencia éstos eran guardados y entregados de padres a hijos.
El presentar una de las partes de la teja garantizaba la hospitalidad de un
amigo sincero. Sin duda alguna, el libro de Apocalipsis se refiere a esta
costumbre como una de las promesas a los vencedores: "Y le daré una
piedrecita blanca en la piedrecita un nombre nuevo escrito'' (Apoc. 2:17).
Extranjeros
como huéspedes. Hay
en Oriente un proverbio que dice: "Los ·árabes beduinos, actuales. como
Abraham, se sentarán a la entrada de su tienda para estar a la expectativa de
huéspedes extranjeros” (Gen. 18:1). El Apóstol bajo inspiración, mandó
referente a la hospitalidad de este tipo de huéspedes: "No olvidéis la
hospitalidad, porque por esto algunos, sin saberlo, hospedaron ·ángeles (Heb.
13:2). Y cuando Pablo exhortó a los creyentes romanos a "ser
hospitalarios (Rom. 12:13), se refería a la misma cosa, porque la palabra
griega que utilizó por hospitalidad, filoxenía quiere decir amor hacia
los extranjeros”. Véase también "Hospedar Compañeros-Creyentes en los
tiempos del Nuevo Testamento”. (Cap. 13).
Un
rasgo característico de la hospitalidad oriental es que algunas veces se recibe
a un enemigo como huésped, y mientras él permanezca en esa relación, está·
perfectamente seguro y es tratado como un amigo. Hay algunas tribus orientales
de los moradores en tiendas que tienen por regla que un enemigo que ha
"una vez demostrado o tocado una soga de una sencilla tienda, está· a
salvo".
PREPARATIVOS
HECHOS PARA HIJESPEDES
Entre
moradores de tiendas. Si un
huésped es acogido por una persona que vive en tienda, no habrá· lugar separado
para él, ni esperar· que lo haya. La primera sección de la tienda dentro de la
morada es por lo general el cuarto del huésped que le servir· como comedor y
recámara. Los hombres comen con los huéspedes en su tienda, donde Abraham
agasajó a sus ·ángeles huéspedes, cuando Sara en el departamento de mujeres
adjunto, oyó lo que platicaban.
(Gen.
18:1-10).
En
las aldeas y ciudades. Si en
una aldea no se encuentran cuartos de huéspedes en comunidad, el huésped es
hospedado en una de las casas y como la mayoría de ellas sólo tiene un cuarto
sencillo. Ese cuarto le servir· de cuarto de recepción, comedor y recámara.
Este mismo cuarto hará· las veces de apartamento de recepción de la tienda. En
muchas aldeas y ciudades, se provee una cámara pública para huéspedes. El
alimento para los hospedados allí, se proporciona por las familias que proveen
el cuarto. Algunas veces se alquila un sirviente para que cuide del cuarto. El
alojamiento de una persona puede ser un cuarto superior, o en el verano la
sombra de algún ·árbol grande puede servir como tal. Este cuarto es el lugar de
reunión social para los hombres de la aldea. Al elemento femenino no se le
permite ir a estas cámaras que sólo son para los huéspedes.
Así
que si un hombre lleva a su familia de viaje, no va a estos lugares públicos de
recepción, sino que espera hasta que alguien le invita a su casa. En el libro
de los Jueces se cuenta de un levita que viajaba con su concubina y un
sirviente, y cómo fue huésped de un anciano (Jue. 19:15-21). Como muchas
familias duermen en los terrados en el verano, a los huéspedes frecuentemente
se les da ese lugar para pasar la noche. Saúl fue hospedado una noche en el
terrado y por la mañana temprano Samuel le llamó (1 Sam. 9:26).
En
las ciudades o donde hay casas de más de un cuarto, construidas en derredor del
patio, el cuarto de huéspedes comúnmente es el ˙último del cortijo. Por regla
general este cuarto es más abierto que los otros cuartos familiares. Este
correspondería al diván levantado en algunas casas de un cuarto, que sirve como
lugar de honor para los huéspedes. En las casas grandes, se provee un buen
cuarto bien amueblado cerca de la puerta, para que el huésped no moleste a la
familia. Si hay algún cuarto superior, algún huésped, distinguido es alojado en
él. Al hombre de Dios se le proveyó un cuarto semejante como lugar de retiro (2
Reyes 4:10).
COSTUMBRES
CUANDO UN HU…SPED ENTRA EN LA CASA
Reverencia. Cuando en un hogar oriental se recibe un huésped, la
reverencia entre huésped y dueño de la casa se manifiesta. Entre los orientales
esta reverencia se sujetar· sólo a un movimiento de cabeza, pero en Oriente,
hay una costumbre más expresiva de saludarse con la cabeza erecta y el cuerpo
un poco inclinado hacia delante, levantando la mano al corazón, la boca y la
frente. El significado simbólico de esta acción es para decir algo semejante a
esto: "Mi corazón, mi voz y mi cerebro están a vuestra disposición".
Pero
aquellos que usan esta costumbre muchas veces entran en una reverencia más
completa. No esperan hacerlo sólo a gente de la realeza, sino que cuando
quieren expresar gratitud por un favor, y en estas ocasiones en que se
encuentran, con frecuencia caen de rodillas, inclinando luego el cuerpo hasta
tocar la tierra con su cabeza, y besando la parte baja de la vestidura de la
otra persona, o sus pies, y aun el polvo de sus pies. A los que no que no
conocen esta costumbre, les parecería que la persona estuviera adorando a otra
como se adora a Dios; pero por lo regular esa clase de adoración no se implica
en la acción.
Se
dice que Cornelio adoró a Pedro: "Y como Pedro entró, salió Cornelio a
recibirle; y derribándose a sus pies, adoró" (Hech. 10:25). Por
supuesto, Pedro rehusó, porque podía ser una adoración divina. Refiriéndose a
los enemigos de la iglesia de Filadelfia, encontramos en el Apocalipsis estas
palabras del Señor: "He aquí, yo doy de la sinagoga de Satanes... Yo
los constreñir a que vengan y adoren delante de tus pies (Apoc. 3:9). Los
revisores tienen una nota al margen que explica la palabra adoración'' en ambos
textos: "La palabra griega denota acción de reverencia, ya sea a una
criatura o al Creador" Hay muchos ejemplos en la Biblia de esta costumbre
oriental de reverencia en varios grados de intensidad (cf. Gen. 18:2, 3; 23:7,
12; Mat. 18 :26; Apoc. 19 :10).
Salutaciones. Cuando un árabe entra a la casa o a la tienda de un
beduino, las salutaciones son como ésta: el amo de la posada diré: Salam
Alakum”, que quiere decir "Paz sea contigo". El huésped responder·
con las palabras: "Wa alakim es-salam", que quiere decir "Paz
sobre ti''. Sabiendo que estas costumbres ·árabes datan de siglos atrás, qué
significativas son entonces las instrucciones de Jesús a sus discípulos, que
serían alojados en ciertos hogares. En cualquiera casa donde entrareis, primeramente
decid: Paz sea a esta casa, si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra
paz reposar· sobre él; y si no, esta, volver· a vosotros'' (Luc. 10:5. 6).
Besos. Los huéspedes de los hogares de la Tierra Santa, esperan ser
besados al entrar. Cuando Cristo fue invitado por un fariseo, El comentó en esa
recepción diciendo: "No me diste beso" (Luc. 7:45). La
diferencia entre la forma oriental y la occidental de saludarse, la explica una
persona que vivió muchos años en Palestina. "Aquí los hombres se saludan
al encontrarse, pero en Palestina en vez de hacer así, ponen su mano derecha
sobre el hombro izquierdo del amigo y le besan la mejilla derecha, después, hacen
lo contrario: ponen la mano izquierda sobre su hombro derecho, le besan en la
mejilla izquierda. En nuestro país los hombres nunca se besan en la cara; allí
puede verse constantemente, pero ved cómo la práctica ilustra las numerosas
alusiones de la Biblia, costumbres que no existen para los occidentales. Una
vez que uno se hace a la idea de que sus besos corresponden a nuestro sincero
apretón de manos entre amigos e iguales socialmente, cómo se aclara esa
costumbre que antes estaba velada!"
Los
ejemplos bíblicos del beso entre los hombres pueden multiplicarse. Jacob besó a
su padre (Gen. 27:27). Esa˙ besó a Jacob (Gen. 33:4). José besó a sus hermanos
(Gen. 45:15). Jacob besó a los hijos de José (Gen. 48:10). Aarón besó a Moisés
(Ex. 4:27). Moisés besó a Jetro (Ex. 18:7). David y Jonatan se besaron (1 5am.
20:41). El padre besó al hijo Pródigo (Luc. 15:20). Los ancianos de Mileto
besaron a Pablo (Hech. 20:37). Y aun en los tiempos modernos esta costumbre se
practica mucho en Oriente.
Quitarse
el calzado. Al
entrar a una casa como huésped, éste debe hacer como todos los orientales,
quitarse sus zapatos, botas o sandalias antes de entrar a su cuarto. Esto es
necesario, ya que ellos se sientan en una estera, alfombra o diván, colocando
los pies debajo, y el calzado estropearía el diván o los lienzos, y haría un
asiento muy molesto. La idea de contaminación del calzado los llevó a la
costumbre de quitárselo antes de entrar a los lugares sagrados. Así en la Zarza
ardiendo, el Señor dijo a Moisés: "quita tus zapatos de tus pies,
porque el lugar en que t˙ estas, tierra santa es" (Ex. 3:5).
Lavado
de los pies. Después
de la reverencia, el saludo y el beso al huésped oriental se le ofrece agua
para lavar sus pies. Si se usan sandalias, necesariamente se necesita lavar los
pies, pero con frecuencia se hace también con los que usan calzado. Un
sirviente ayudar· al huésped poniéndole el agua sobre sus pies y sobre una
Jofaina de cobre, frotando los pies con las manos y secándolos con una toalla.
Cuando el Señor y sus discípulos estuvieron juntos, el Salvador tomó el lugar
del sirviente, lavando los pies a los discípulos, lo que ellos mismos habían
desdeñado hacer por considerarla una tarea humillante. Juan nos dice: "Levantase
de la cena, quitase su ropa, y tomando una toalla, ciñese. Luego puso agua en
un librillo y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a limpiarlos con la
toalla con que estaba ceñido (Jn. 13:4, 5). Pablo dio como recomendación de
una viuda: "si ha lavado los pies de los santos" (1 Tim.
5:10). Esta costumbre también era común en los días del Antiguo Testamento
(Gen. 18:4; 19:2; 23:32; 1 5am. 25:41, etc.).
Ungiendo
la cabeza con aceite. Esta costumbre de ungir a
los huéspedes con aceite es muy antigua entre las naciones orientales. Sólo se
usaba aceite de oliva, algunas veces mezclado con especies. Simón el fariseo
fue: acusado de falta de hospitalidad porque no ungió a Jesús (Luc. 7:46). Esto
nos indica que la costumbre era muy común en los días de los relatos
evangélicos. David inmortalizó la costumbre al escribir el Salmo del pastor y
exclamó "Ungiste mi cabeza con aceite" (Sal. 23:5). En tiempos
recientes los viajeros de Oriente han descubierto que la práctica de ungir, aún
existe en algunos lugares.
CUIDANDO
A UN HUESPED DESPUES DE ENTRAR
Al huésped
se le da un vaso con agua. Una de las primeras cosas que se ofrece a un huésped
que ha sido recibido, es un vaso de agua. El hacer esto es reconocerlo como
merecedor de una pacífica recepción. Así el ofrecer agua de beber es la manera
más sencilla de trabar amistad con una persona. Cuando Eliezer, el siervo de
Abraham buscaba una bienvenida, él lo hacía pidiendo a la doncella que vino al
pozo a sacar agua (Gen. 24:17, 18). "Ruégate que me des a beber un poco
de agua de tu cántaro". Y ella respondió "Bebe, Señor mío".
Esta· era la indicación de que era bienvenido como huésped en su hogar cercano.
Con esta indicación unida a1 agua ofrecida, la promesa de Jesús adquiere un
nuevo significado (Mare. 9:41), "Y cualquiera que os diere un vaso de
agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perder· su
recompensa".
Se
sirve comida al huésped. En el Oriente, es un acto
muy especial de hospitalidad, el compartir el pan. Quiere decir mucho más que
lo que significa para los occidentales. Es la manera de hacer un pacto de paz y
fidelidad. Cuando Abimelec deseaba un pacto permanente con Isaac, la
confirmación de ese pacto llegó cuando Isaac "les hizo banquete y comieron
y bebieron" (Gen. 26:30). La expresión "pan y sal" es
considerada por un oriental como sagrada se dice: hay pan y sal entre nosotros,
es como si dijésemos estamos unidos por un pacto solemne". Un enemigo no
probar· la sal” de su adversario a menos que esté listo para reconciliarse con
él.
En
Siria, en algunos distritos rurales, actualmente existe la costumbre que una
persona en una misión de importancia, no comer· pan ni sal de sus hospedados,
hasta que haya cumplido con dicha misión. Piensan ellos que el convenio de
"pan y sal" no debe considerarse o tomarse en cuenta hasta que la
actitud del hospedador sea conocida con respecto a la misión del huésped. Así
el siervo de Abraham rehusó comer en la mesa de Labán hasta que hubiera dado a
conocer su misión que era la de encontrar mujer para Isaac (Gen. 24:33).
El
Dr. Thompson, misionero en Siria, fue en una ocasión huésped de la tienda de un
jefe beduino. El jefe mojó un pedazo de pan en alguna miel de uvas y le dio al
misionero a comer. Entonces él le dijo: ahora somos hermanos. Hay pan y sal
entre nosotros. Somos hermanos y a liados"'. Cuando los gabaonitas
buscaban un pacto de amistan con Israel en los días de Josué, se dice que los
israelitas tomaron de su provisión del camino y no preguntaron a la boca de
Jehová·” (Jos. 9:11). Una vez que celebraron este convenio o pacto, Israel
estaba obligado a guardarlo.
El
huésped hecho señor de la casa. Hay por ahí un proverbio
oriental que dice: "El huésped mientras esté en la casa, es su señor".
Esto es cierto en el espíritu de la hospitalidad en Oriente. Una de las
primeras salutaciones que los hospedadores en Palestina dan a un huésped es
decirle, "Hadtha beitak”, es decir, "Esta es su casa". Esto es
repetido varias veces. Así el huésped durante su estancia, es Señor de la casa.
Y cuando el huésped solicita un favor, al concedérselo su hospedador le dirá·:
"Ud. me honra". Deben haber existido las mismas costumbres entre
hospedados hospedador y huésped en los días de Lot. El hospedador era considerado
como siervo, y el huésped como señor. Así Lot habló de sí mismo y de sus
huéspedes: "Ahora, pues, mis señores, os ruego que vengáis a casa de
vuestro siervo" (Gen. 19:2).
El
huésped no debe esperar estar a solas. Un huésped oriental se creería mal tratado si se lo dejara solo en
cualquier momento. No necesita que se le dejo solo por la noche, porque duerme
con su ropa puesta. Él se siente contento de tener varias personas que duerman
con él. Si se lo asignara lugar para dormir en un cuarto superior, entonces
algunos de los hijos de la familia dormirán con él para hacerle compañía. Él se
sentiría abandonado si se le tratara de la manera que se trata a los huéspedes
en Occidente, de la misma manera que un occidental, se sentiría oprimido por
las constantes atenciones de un hospedador oriental.
PROTECCIÓN
A UN HUESPED
En
tierras de Oriente, cuando una persona acepta a otra como su huésped por ese
sólo hecho el conviene que a cualquier costo defender· a su huésped de
cualquier posible enemigo durante el tiempo de su estancia con él. El Dr. Cyrus
Hamlin, misionero norteamericano en Oriente, fue huésped del Gobernador. Este
tomó un pedazo de carnero asado y lo dio al misionero, diciéndole, "Ahora
¿sabe usted lo que he hecho?” Y contestando a su propia pregunta, dijo:
"Por medio de este acto, garantizo con cada gota de mi sangre, que
mientras usted esté en territorio mío, ningún mal le sobrevendrá·. Por este
periodo de tiempo somos hermanos". El salmista se sentía absolutamente
seguro, pues aun cuando tenía enemigos, sin embargo, cuando él sabía que el
Señor era su hospedador, decía, "Aderezaras mesa delante de mí, en
presencia de mis angustiadores" (Sal. 23:5).
ABUSO
DE LA HOSPITALIDAD
Entre
las naciones de Oriente se considera como un pecado horrible que cualquiera
persona que acepta una hospitalidad se vuelva contra su hospedador
ocasionándole algún mal. Este sentimiento se remonta a tiempos muy antiguos, y
a él se alude con frecuencia por algunos escritos. El profeta Abdías hace
referencia a este pecado en la forma siguiente: "Hasta el término te
hicieron llegar todos tus aliados te han engañado tus edificios, prevalecieron
contra ti los que comían tu parte, pusieron a lazo debajo ti" (Abd.
7). El salmista David habla de este terrible mal, "Aun el hombre de mi
paz, en quien yo confiaba, él que de mi parte coma, alzó contra mí el
calcañal" (Sal. 61:9). Y el Señor Jesús cita este mismo pasaje en los
Salmos al tener su cumplimiento en la traición de Judas, el que le entregó,
quien además comió a la misma mesa que él (Jn. 13:18).
RENOVACION
DE UN PACTO ROTO
Entre
los pueblos orientales, cuando un pacto ha sido invalidado, pueden renovarlo
los que antes lo habían concertado, comiendo juntos. Jesús después de su
resurrección por lo menos tres veces comió con algunos de sus discípulos, y con
toda seguridad lo hizo para renovar el pacto, que había sido invalidado por la
falta de lealtad a él durante los días de su pasión (cf. Luc. 24:30; 41-43; Jn.
21:12, 13). Tenemos el ejemplo de Jacob y Labán consignado en el Antiguo
Testamento, cuando sus relaciones estaban resentidas. Reanudaron su amistad
comiendo juntos, al mismo tiempo que hacían un juramento. (Gen. 31:53, 54).
LA
PARTIDA DEL HUESPED
Cuando
llega la hora de que el huésped deba irse, un hospedador sirio hará· todo lo
posible por retrasar la partida. Le pedir· que se quede a comer una vez más, o
esperar hasta la mañana para su partida. En el Capítulo 19 de Jueces tenemos el
mejor ejemplo en la Biblia de la costumbre de detener a un huésped. El que
hospedaba dice a su huésped: "Conforta tu corazón con un bocado de pan,
y después os iréis". Después de tomar la comida, le pide que se quede
toda la noche, pero el huésped pensó que era tiempo de partir y lo hizo luego.
Este es un procedimiento típico de Oriente (Jue. 19:5-10).
Cuando
un huésped se va, la salutación usual es la siguiente el huésped dirá·:
"Con vuestro permiso". Y el que lo hospedó dirá·: "Id en
paz". Isaac debe haber usado tal salutación cuando Abimelec y sus
hombres se fueron, después de haber sido agasajados por Isaac con una comida.
Las Escrituras dicen: "y ellos se partieron de él en paz" (Gen.
26:31).
Cuando
el que hospeda quiere hacer un honor especial a su huésped que se va, ir· con
él alguna distancia fuera del pueblo. Algunas veces este paseo durar· una hora,
terminando luego cuando el huésped le ruega no molestarse más. Así caminó
Abraham con sus huéspedes “y Abraham iba con ellos acompañándolos" (Gen.
18:16).