Capítulo 27
Viajando por Tierra y Mar
CARACTER Y CONDICIONES DEL VIAJERO ORIENTAL
El gasto, la molestia y el peligro de viajar. En oriente, donde las costumbres occidentales no han desplazado los métodos antiguos, el viajar es un gasto alto, implica mucha molestia y hay un gran peligro. De allí que se haga cuando es absolutamente necesario. Cuando un viajero sale en una jornada, "debe pagar todas sus deudas, proveer para los que de él dependen, dar dádivas de despedida, volver todos los artículos bajo su custodia, llevar dinero y buen temperamento para el viaje, entonces, despedirse y ser misericordioso con el animal que monta".
El viaje del apóstol Pablo enfatiza las dificultades de viajar en el Oriente. "En caminos, muchas veces, peligros de ríos, peligros de ladrones. . . peligros en el desierto... en hambre y sed... en frío y en desnudez” (2 Cor. 11:26, 27). Dondequiera que fuere posible, los hombres deben viajar en grandes grupos para que puedan ayudarse unos a otros en caso de encontrarse con ladrones o animales feroces en el camino. El guía no solo debe conocer el camino, sino especialmente la localización de pozos o manantiales de agua u otros lugares donde se encuentre agua; así ser· de gran valor a los viajeros. Algunas veces dependen de un manantial de agua. Y luego descubren al llegar que éste se ha secado. Isaías habla de manaderos de aguas cuyas aguas nunca faltan (Isa. 58:11).
El salmista (Sal. 107:4-7), dice de una caravana de viajeros que perdió su camino en el desierto, acabándoseles el alimento y el agua. Después de orar, el Señor los guió a una "ciudad de población".
Métodos de viajar. Algunas veces se hacen los viajes a pie, pero con más frecuencia a lomo de animales, caballos, mulas, asnos, y cuando se viaja por el desierto, se usan camellos generalmente. Para evitar el calor intenso, y para evitar averiguaciones de las tribus ladronas, el viaje se hace por las noches. El guía torna su dirección por las estrellas. El verano es el mejor tiempo para viajar a fin de evitar los muchos inconvenientes que se tienen en los meses de invierno.
Alimento que llevan los viajeros. Los viajeros que van en un viaje largo, llevarán su alimento consigo, el que incluir·: pan, grano tostado, olivas secas, higos secos y dátiles. La mayoría de los viajeros en el Oriente ahora, corno en los días de Jesús, no saldrán a nunca a una jornada larga sin llevar pan de cebada, comida o grano tostado, suficiente para que les dure uno o dos días. Cuando Jesús hizo el milagro de alimentar a los cuatro mil. dijo: "Tengo lástima de la gente, que ya hace tres días que perseveran conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos ayunos, no quiero porque no desmayen en el camino" (Mat. 15:32). De acuerdo con la costumbre, la multitud llevaría suficiente alimento para un dÌa o dos, cuando siguieron a Jesús. Pero para el tercer dÌa, sólo quedaban siete panes, y unos cuantos pececillos.
Cómo se miden a menudo las distancias en el Oriente. Al viajero por las tierras bíblicas, se miden con frecuencia las distancias por unidades de tiempo más bien que por términos de espacio. Se dice que una villa está· a tres horas de distancia de otra, porque se necesita ese tiempo para viajar de la una a la otra. En los días del Nuevo Testamento las distancias al viajar se calculaban de una manera similar, era viaje de "tres días, "camino de siete días, etc. (Gén. 30:36; 31:23). En los tiempos del Nuevo Testamento, "camino de un día se menciona y también “camino de un sábado” (Luc. 2:44; Hech. 1:12). Entre los judíos, el viaje de un dÌa era de treinta a cuarenta y cinco kilómetros, pero cuando la compañía era grande era sólo de quince kilómetros; "la jornada de un sábado" era como de tres kilómetros.
NATURALEZA DE LAS POSADAS ORIENTALES
Posadas del Antiguo Testamento. Las posadas de los días del Antiguo Testamento eran sólo parajes para que los viajeros pasaran la noche. En los dos primeros libros de la Biblia la palabra "mesón" o "posada", en la versión común, sería traducida mejor "lugares de alojamiento" (Gén. 42:27; 43:21; Ex. 4:24). La palabra se refiere sólo a un lugar de descanso por la noche, y una tienda o quiz· una cueva puede servir para este propósito.
Posadas en el Nuevo Testamento. Las posadas en tiempos del Nuevo Testamento no se asemejan a los hoteles occidentales. Y esto era porque la hospitalidad se consideraba como una obligación religiosa, porque los hoteles de tipo moderno no se conocían en aquellos días, tampoco existen en la actualidad en muchos lugares de las tierras bíblicas. Si los grupos de viajeros no son muchos en número pueden ser agasajados en un campamento beduino o en cuartos de huéspedes en las villas. Cuando José y María llegaron a Belén, nos dice Lucas: "No había lugar para ellos en el mesón” (Luc. 2:7). Algunos expertos bíblicos han pensado que este mesón era entonces una cámara de huéspedes, porque la misma palabra se usa para tal lugar en otra ocasión (Marc. 14:14; Luc. 22:11).
Pero seguramente, con tantos visitantes de fuera de la villa, los cuartos de huéspedes deberían estar agotados. Este mesón era, probablemente, un lugar donde los viajeros pudieran acampar durante la noche, y así tendrían que llevar su propio alimento, utensilios de cocina, y otras provisiones. Pueda, y puede no haber habido un mesonero. Pero no había lugar para María y José en este mesón. Véase también “Casa y Pesebre en Belén", Cap. 2.)
Algunas veces el mesón tenía un mesonero. Lucas nos dice como el buen samaritano trajo al pobre hombre a quien ayudaba "al mesón, y cuidó de él". En este caso se menciona un "huésped" o un mesonero (Luc. 10:31, 35). Era obligación de este hombre suplir algunas provisiones necesarias para los viajeros que pasaran la noche allí La caravanera oriental, o mesón turco, es probablemente el equivalente al menos de algunas "posadas" de los tiempos del Nuevo Testamento. El edificio para las caravanas es grande, y por lo general se localiza dentro de la ciudad, aunque algunas veces sirve de abrigo en el desierto. El patio de este edificio sirve para desmontar o descargar los animales, y el suelo viene a ser lugar para cuidar las bestias, mientras los viajeros son acomodados en los altos del edificio.
El mesón turco es un lugar más pequeño que tiene los mismos usos, pero está· localizado en una villa. La mayoría de ellos son de un solo piso, donde los viajeros duermen cerca de los animales. Muchas de estas posadas orientales no tienen muebles ni mesonero ni alimento, ya sea para los hombres o para los animales. Al viajero en estas condiciones se le provee sólo de techo, y él mismo tiempo debe proveerse de todo lo demás. Cuando el mesón tiene un mesonero, el vender· a los viajeros café, y otras provisiones; además proveer· el fuego y los medios por los cuales pueda cocinar su propia comida. También puede proveer la pastura para los animales. Cuando el mesón está· en un centro importante, de tal manera que las caravanas de ruta se crucen una con la otra, puede venir a ser un lugar de reunión pública a causa de estar cerca de los bazares y los mercados. Algunas veces se matan animales y la carne se vende en estos lugares, y con frecuencia los viajeros pueden adquirir muchas otras cosas en las posadas.
SALUTACIONES ORIENTALES ENTRE LOS VIAJEROS
Cuando los viajeros orientales se encuentran uno a otro en el
camino, les encanta entablar conversaciones, que para los occidentales parecen
complicadas, tediosas y una pérdida de tiempo. Se preguntar· en forma muy
verbosa, cada uno a su vez buscando informaciones como éstas: ¿De dónde viene
Ud.? ¿Para dónde va? ¿Cómo se llama? ¿Juntos niños tienen? ¿De cuántos hombres
consta su clan? ¿Qué enemigos tiene su clan? etc., etc. Mientras tales
salutaciones se llevan al cabo, los negocios cualesquiera que ellos fueren,
podían esperar. Por esta razón, cuando Jesús envió a los setenta discípulos en
una misión de sanamiento y predicación, les dijo: “A nadie saludéis en el camino” (Luc. 10:4). El
entrar en tan extensas salutaciones, como era la costumbre, abría interferido en
los negocios urgentes del Señor.
VIAJE POR MAR EN TIEMPOS ANTIGUOS
La actitud de los antiguos hacia el mar. Los pueblos antiguos tenían un gran temor al mar, y verdaderamente había razones para tenerlo ya que los ya que los marineros no tenían cartas náuticas de los mares, o brújula para guiarse. El viajero por mar tenía sus inconvenientes, y las tempestades con frecuencia causaban grandes demoras en el arribo al puerto deseado. Ordinariamente el Mar Mediterráneo estaba cerrado al tráfico marítimo durante los meses de invierno. El barco en el que Pablo va a Roma, tuvo grandes dificultades, porque los que mandaban se arriesgaron llevando el barco a otro puerto antes que el invierno se estableciera. "Y no habiendo puerto cómodo para invernar, muchos acordaron pasar aún de allí, por si pudiesen arribar a Fenice e invernar allí” (Hech 27: 12) El salmista nos ha hecho una descripción gráfica de una tempestad en el mar y el modo de librarnos Dios de ella (Sal. 107:25-30).
La descripción inspirada del apóstol Juan acerca del cielo fue originalmente dada a los hombres que andaban en grandes peligros y errores de las experiencias marinas, y a ellos les escribió lo concerniente a la nueva tierra: "Y vi un cielo nuevo...; el mar ya no es” (Apoc. 21:1). Viajar por mar en los primeros tiempos era una empresa que sólo se acometía cuando era absolutamente necesario.
Rutas de los barcos. Es importante recordar que en los tiempos bíblicos, los barcos que transitaban por el Mediterráneo se guardaban tan cerca de la costa como les era posible. Así es que las rutas del tráfico marítimo eran a lo largo de las costas, o de un promontorio a otro. Cuando el apóstol Pablo volvía de uno de sus viajes misioneros, viajó por mar de Éfeso a Cesarea. Su barco se guardaba cerca de la costa e iba de puerto a puerto y Pablo algunas veces tenía tiempo de visitar a sus amigos (Hech. 21:1-8). En aquellos días el tamaño pequeño de los barcos a menudo hacía necesario que los pasajeros bajasen a tierra para pasar la noche, y encontrar un lugar dónde dormir, e ise al barco a la mañana siguiente.
Naciones marítimas. Los barcos egipcios fueron de los primeros que navegaron en el Mediterráneo y barcos ligeros de papiros (Isa. 18:2). Estos barcos eran piloteados tanto por egipcios como por etíopes en el río Nilo. Los fenicios fueron los más famosos comerciantes, marinos y viajeros de los tiempos antiguos. El barco en que Jonás hizo su viaje era sin duda manejado por estos marineros (Jonás 1). Las islas de Creta y de Chipre vinieron a ser centros famosos de embarque, y los filisteos antiguos tenían sus barcos sobre las aguas del Mediterráneo. En tiempos del Nuevo Testamento eran los griegos y los romanos quienes eran especialmente famosos por sus actividades marítimas.
Pero ¿qué acerca de los hebreos? El patriarca Jacob hizo sus predicciones acerca de la tribu de Zabulón: "en puertos de mar habitaría” (Gén. 49:13). Pero la costa Palestina no siempre estaba ocupada por el pueblo hebreo. Otras naciones vinieron a ser navegantes, y por la mayor parte, los judíos probablemente se contentaron con alquilarse ocasionalmente a aquellos capitanes extranjeros como marineros. El salmista dice: "Los que descienden a la mar en navíos, y hacen negocios en las muchas aguas” (Sal. 107:23).
Israel sí tuvo una grande experiencia con los barcos en los tiempos del rey Salomón. David había conquistado a los edomitas y así estuvo en posesión de los dos puertos de Eloth y Ezión-geber en el Mar Rojo. Así Salomón heredó buenos puertos para sus barcos. Se hicieron arreglos con Hiram rey de Tiro, para que enviase carpinteros que construyesen barcos para Salomón. "Los cuales fueron a Ophir, y tomaron de allí oro. . . y traéroslo al rey Salomón” (1 Reyes 9:27, 28). Años más tarde el rey Josafat de Judá· se unió al rey Ochozías de Israel en una expedición náutica similar, pero no aprobó el Señor esta alianza, y así no fueron porque se rompieron los barcos en Ezión-geber (1 Reyes 22:48). Mientras tanto el rey Joram, sucesor de Josafat reinaba, los edomitas se libertaron a si misinos del yugo hebreo, y entraron en posesión de sus puertos en el Mar Rojo. Con esto terminaron las experiencias navales en aguas del océano por muchas generaciones por venir, aun cuando Elotli ha venido a ser puerto importante de la moderna nación de Israel. En tiempos del Antiguo Testamento se usaban botes para cruzar las aguas del Mar de Galilea.
Cómo eran impulsados los barcos. Se usaban dos métodos. Barcos de guerra, aunque provistos de velas, eran impulsados principalmente por medio de remos. Los barcos mercantes dependían la mayor parte, de las velas, pues muchos de los navegantes acudían a los remos cuando se hacía necesario. Así los hombres que piloteaban el barco de Jonás, el cual era un barco mercante, "trabajaron por tornar la nave a tierra; mas no pudieron” (Jonás 1:13). La tempestad era muy grande para ellos. El barco en que Pablo viajaba cuando se desató la tormenta en el Mar Mediterráneo, era uno de vela, y sin remos, para que los marineros no remaran (Hech. 27).
El barco fenicio en que iba Jonás. El primer Capítulo del libro de Jonás nos da una interesante descripción acerca de los barcos antiguos. El barco navegaba de Jope a Tarsis como barco mercante; porque cuando se desató la tormenta los hombres "echaron a la mar los enseres que había en la nave” (Jonás 1:5). Eran pocos los barcos exclusivos para pasajeros en aquellos días, ya que la mayor parte de la navegación, si no toda, se hacía en barcos mercantes. Los pasajeros, por supuesto, pagaban sus pasajes por sus viajes, como lo hizo Jonás (verso 3). Cuando llegó la tormenta, los marineros descubrieron que "Jonás empero se había bajado a los lados del buque” (verso 5). Esto quiere decir que había "bajado a la cubierta", a la parte baja del barco. La palabra "maestre de la nave" usada en verso 6 quiere decir el principal de los marineros, o como decimos nosotros, el capitán del barco. El verso 13 menciona el uso de los remos cuando el barco estaba en medio de la tormenta, en un esfuerzo inútil para traerlo a tierra.
Relato de Lucas del viaje de Pablo a Roma. El relato de Lucas sobre el viaje del apóstol Pablo en Hechos 27 y 28 es la mejor relación de un viaje por mar que haya llegado hasta nosotros de los tiempos antiguos. Sacamos mayor conocimiento de estos barcos por esta historia que de cualquiera otra fuente. En la segunda mitad del siglo diecinueve el señor James Smith hizo un estudio detallado del viaje de Pablo, viajando por barco él mismo, yendo hacia la misma ruta que siguió el barco del Apóstol. Por medio de cartas del almirantazgo y de un estudio de las mareas, etc., él estuvo en condiciones de probar lo admirablemente acertado que estuvo Lucas en lo que escribió. El lugarteniente Edwin Smith del Canadá· estuvo en las aguas del Mediterráneo en los años de 1918-1919, comandando un barco de servicio especial. También tuvo la oportunidad de probar la exactitud y hacer un estudio de los navíos en tiempos del apóstol Pablo.
¿A qué eran semejantes los barcos antiguos? El lugarteniente Smith contesta:
Las líneas generales no diferían mucho de los barcos de vela de hace cincuenta años, especialmente en sus partes bajo el agua, con la excepción de que en la proa y la popa eran muy semejantes... Quiz· la más grande diferencia entre estos barcos antiguos y toda clase de barcos modernos, está· en los arreglos para dirigir el barco. Estos barcos antiguos no eran guiados como los de los tiempos modernos, con un sencillo timón angoznado al palo de la popa, sino con dos grandes remos o paletas, una a cada lado de la popa: por eso Lucas hace mención de ellos en número plural (Hech. 27:40). Estos se operaban a través de dos escobones, uno a cada lado, los cuales eran también usados para los cables cuando se anclaba el barco por la popa".
Santiago habla sólo de un timón en un barco (Sant. 3:4). Pero esto es porque el piloto sólo usaba uno de estos dos timones a la vez. En Hechos 27:17, Lucas nos dice que los marineros bajaron la vela durante la tormenta, y el verso 40 nos informa que alzaron la "vela mayor" al viento. Esta ˙última era más bien el trinquete, una vela pequeña que los marineros sustituían por la vela mayor en las tormentas. El verso 17 dice: "usaban de remedios, ciñendo la nave”. Cuando se hacía necesario, se ponían en derredor del casco, cadenas y cables a ·ángulos rectos y a lo largo del barco, y luego se restiraban. El lenguaje marítimo llama a este proceso, atortorar.
Lucas nos da los nombres de los oficiales del barco en que viajaba Pablo (verso 11) El centurión romano estaba al mando del barco. Luego venían el piloto y el capitán. Los barcos antiguos, como los de ahora, tenían su propia insignia individual. Así el barco en que Pablo hizo la ˙última parte de la jornada a Roma, se llamaba "Castor y Pólux" que quiere decir: "los hermanos gemelos". Eran personificados todos los barcos antiguos, y así vino la idea de pintarles un ojo a cada lado de la proa del barco. Esta costumbre ha persistido hasta los tiempos modernos entre los barcos del Mediterráneo. Lucas evidentemente se refirió a esta costumbre cuando escribió "Y siendo arrebatada la nave, y no pudiendo resistir contra el viento, la dejamos” (Hech. 27:15). Literalmente traducido, esto sería: "No podíamos mirar el viento en la cara”.